A las 2:03 p. m. by ÁREA PRENSA ROJO Y NEGRO VILLAGUAY
Publicado en la revista ANÁLISIS de la
Actualidad, en Paraná, el 13 de octubre de 2011
El urribarrismo se quedó con ATE, ahora va
por AGMER
COPAR LOS GREMIOS YA ES UNA MODA
Daniel Tirso Fiorotto
Especial para ANÁLISIS
El llamado urribarrismo, variante del
pragmatismo peronista, busca en su apogeo consolidarse en medios masivos y
gremios con políticas invasivas sin escrúpulos. Los sabuesos oficialistas, que
celebran ya por anticipado una supuesta victoria en las elecciones generales de
la semana próxima, pusieron los ojos en una presa muy codiciada: el gremio
mayoritario de los docentes, AGMER. Se trata de uno de los pocos sindicatos que
sostiene su autonomía ante la patronal, y que resiste así a la embestida
uniformadora. Para colmo, los ciudadanos de Paraná padecen un sufrimiento
doble.
En
la Asociación Trabajadores del Estado -ATE-, los gremialistas opositores a la
actual conducción le reprochan a Miguel Pelandino su estrecho alineamiento con
la patronal.
Le
recuerdan la ausencia de una política autónoma desde que en diciembre de 2007 la
administración provincial derogó el artículo del Régimen Jurídico Básico que
establecía paritarias, discusión colectiva de salarios, y sostienen que más allá
de discursos, al final del mandato del gobernador Sergio Urribarri la
connivencia de los jefes gremiales con el gobierno ya es inocultable. De paso,
acusan a Pelandino de ser el único jefe que sancionó a trabajadores, vía
congresos truchos, “por ser opositores a su lista”.
Afirman que el salario de los trabajadores
entrerrianos está cien pesos por debajo del mínimo garantizado por la nación de
2.300, que ya consideran mezquino ante la inflación. De hecho, existe la
convicción de que los salarios de las provincias vecinas son todos mejores que
en Entre Ríos.
Le
reprochan la decisión de quitar respaldo gremial a las luchas de los empleados
de varios organismos del Estado, y de aislar a los grupos que muestran actitud
de lucha, y le adjudican la responsabilidad de haber desmantelado los órganos de
conducción del gremio. “Desde julio pasado no tenemos una reunión del cuerpo de
delegados”, aseguran.
Además denuncian que la provincia ha
aumentado de forma irracional los contratos de obra y servicio, sin que esto
genere posiciones firmes dentro de la Comisión Directiva que conduce Pelandino,
en defensa del trabajo y la estabilidad.
Pero desde el principio, señalan, la
conducción de Pelandino se pegó al poder patronal, y apuntan que la propia ATE
había convocado a una intersindical, y cuando los distintos gremios empezaron a
reunirse para reclamar salarios y otros asuntos laborales, esta Comisión
Directiva desarmó la intersindical.
Sin
embargo, no ven esta actitud (que dista de la historia de luchas de ATE) como
consecuencia de una decisión personal de un Pelandino urribarrista sino como una
política que alcanza a la provincia y al país y a los más diversos
sectores.
Docentes en la mira
En
la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos -AGMER-, las posiciones de la
conducción provincial y de la departamental Paraná fueron las más combativas
durante la gestión Urribarri. Eso separó a este gremio de ATE, su antigua
aliada.
El
gobierno optó por minar al sindicato docente, mostrarse intransigente ante cada
reclamo, y jugar con un arma que le resultó más o menos eficaz: descontar de los
sueldos todos los días de paro.
Urribarri atacó así la lucha docente, y al
tomar (comprar de distintas maneras) medios masivos de gran alcance, logró
ocultar para el conjunto de la población las multitudinarias marchas docentes, y
la misma crisis.
El
malestar de los maestros y profesores es evidente. Por una razón o por otra no
se cumplen los objetivos planteados a principio de año, los docentes suman días
de paro a pesar de los descuentos y el gobierno hace como que el problema no
existe e instala en los medios una suerte de fobia contra la lucha
obrera.
Mientras tanto, la conducción sindical
enfrenta no sólo el embate del gobierno sino la erosión interna de sectores
aliados al kirchnerismo.
Dice el secretario general de AGMER, César
Baudino: “el gobierno con todo sus tentáculos económicos, financieros, ha
construido una súper hegemonía con un pensamiento único. Todo aquel que tenga
una visión crítica será demonizado. Los que no adherimos a su modelo
supuestamente progresista, entre comillas, de los mismos que eran fervientes
entreguitas, privatistas, somos descalificados. Pero los que hemos mantenido una
coherencia histórica sabemos quiénes son parte de esta súper hegemonía encarada
por el gobierno nacional y el provincial”, insiste.
“En
la historia de los trabajadores hubo dos posicionamientos, y después hay
matices, respecto de la relación con la patronal. Hasta los años 30 el
sindicalismo era independiente del estado, autónomo del patrón, desde los 30 y
fundamentalmente con el peronismo aparece el sindicalismo asociado al estado,
dependiendo de los favores del poder. Hoy hemos vuelto al sindicalismo asociado,
y pareciera que hay que reinvindicar esa relación. Somos muy pocos los
sindicatos que mantenemos una autonomía frente a la patronal, una autonomía de
clase frente al gobierno de los patrones”.
Mantenerlos a raya
“El
mecanismo que utiliza el estado en el caso de los trabajadores de la educación
son las paritarias que han servido de negociación pero con un árbitro que es el
mismo Estado, que es juez y parte. Después de la crisis argentina de 2001 hubo
una permeabilización a las demandas de los trabajadores en el aspecto salarial,
y desde 2010 creo que ha cambiado el escenario y los gobiernos son más
permeables al lobby patronal, empresarial. A los trabajadores hay que
mantenerlos a raya. Ha sido clara la presidenta (Cristina Kirchner) cuando días
pasados los trabajadores del subte de la Capital Federal hicieron un paro por
cuestiones de salud laboral, y marcó una raya cuando dijo ‘ahora nos van a
hacer paros por una tendinitis’”.
Baudino recuerda que el gobierno
provincial hizo “una clara opción” por sectores de la economía concentrada, y
allí los trabajadores “somos convidados de piedra en el reparto”.
En
el Día del Maestro, el dirigente Roque Santana sintetizó ante la agencia AIM
algunas inquietudes: “esos maestros son imprescindibles, en el sentido amplio
del término, ya que no quedan inmovilizados y, por el contrario, se mueven para
transformar un sistema injusto, que presenta la educación como un bien de
mercado y no como un derecho social… en esta fecha y este año, no obviemos que
estamos en el medio de un conflicto educativo que el gobierno ha resuelto no
abordar, ignorar y esconder. Por eso seguiremos siendo la voz de aquellos que
son la voz en la escuela pública, silenciada en las oficinas donde se trazan los
lineamientos curriculares, la política educativa y el valor económico de nuestro
trabajo. Seguiremos diciendo que los maestros no hacen dedo porque les gusta,
sino porque no pueden afrontar el traslado; que sacan fotocopias porque el
sueldo no alcanza para la compra de libros; que hay ocasiones en que nos
enfermamos por las malas condiciones edilicias. Y advertiremos que no es que
nos guste que el frío se cuele por las ventanas, sino que nunca se aseguró la
calefacción necesaria”.
“Es
lamentable –agregó Santana- que desde el gobierno lo único que se diga es que
aquel maestro entrerriano que cobra el salario más bajo del país, si hace paro,
se le descontará el día de huelga. Eso no es un reconocimiento a quienes
sostienen la educación pública en la trinchera del sistema educativo: en las
aulas. Y digo trinchera porque nuestra lucha es contra el analfabetismo y por un
mundo donde quepamos todos”.
El
severo plan de lucha que los docentes desarrollan este año ha sido, sin embargo,
relativizado y más o menos ocultado por el oficialismo, que no mira la educación
sino su propia imagen.
Favores del poder
“El
estado ha tenido mecanismos de seducción para con algunos dirigentes, cosa que
nosotros repudiamos, e intenta por todos los medios deslegitimar la lucha
docente”, vuelve César Baudino. “Por disposiciones, boletín oficial, prensa,
intenta presentar este concepto antropológico de ‘el otro’. Es decir, ‘los
otros’ somos nosotros que venimos a desentonar con este modelo. En ese campo se
juega la autonomía sindical”, apunta.
En
las elecciones que se llevarán adelante en AGMER el 23 de noviembre, varios
sectores con simpatías por el gobierno conformaron un frente que, no por
casualidad, fue lanzado en ATE, con sectores de la militancia del partido de
gobierno. “Es un frente abonado, respaldado por el gobierno”, dice
Baudino.
“Su
referente más importante es Hugo Yaski que ha salido junto al unicato de la CGT
a respaldar las políticas del gobierno. No es que uno esté en la oposición, uno
tiene principios, tiene una concepción del sindicato con autonomía de cualquier
partido”, insiste.
En
el armado de las listas opositoras se encuentra el ex secretario general del
AGMER, Sergio Elízar, secretario general adjunto de CTA Ente Ríos, alineado al
partido (oficialista) de Martín Sabatella.
Elízar goza de una especial “licencia
gremial” otorgada por el gobierno provincial.
Así
tenemos que el mismo sector político que no acuerda a la CTA su personería
gremial, otorga licencias especiales a sus amigos para que trabajen en la
oposición interna al sindicalismo autónomo, y el caso de Elízar es uno de los
más notorios.
Por
supuesto: en las luchas gremiales hay de todo un poco en cada sector, pero los
gremialistas que aceptan que el poder les preste auxilio con medios de prensa
adictos, con licencias inexplicables, con otros gremios ya absorbidos; o que
gastan más saliva en cuestionar a sus pares que a la patronal aliada con grandes
multinacionales (petroleras, pooles, bancos, mineras, agroexportadoras,
hipermercados), se exponen a ser considerados parte del sistema patronal, y con
razón.
El
poder usa todas las herramientas, legítimas o no, contra el gremio que no
acuerda con su discurso. Provisto de medios de prensa de gran alcance puestos a
su servicio, y cuyas páginas principales son escritas por funcionarios bien
pagos del gobierno. Con lo cual, el autodenominado “progresismo” muestra sus
uñas. En Entre Ríos esto ya ha cobrado una dimensión escandalosa.
Los
docentes, los trabajadores en general, los periodistas en particular, estarán
muy agradecidos el día que el “progresismo” que tanto los quiere “ayudar”, les
quite el pie de encima.
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